Alicia Reina va por los laureles en el Dakar 2018
Después de vivir en el 2014 la experiencia de ser la primera piloto en representar a la Argentina en el Dakar y arribar al final en Chile, la edición 2015 la dejó con el sabor amargo de un temprano abandono en la tercera etapa.
Por eso es que Alicia Reina encaró esta cuarta experiencia personal en una revancha. Para eso se preparó compitiendo en el Campeonato Argentino de Cross Country para desarrollar la Toyota, probar su comportamiento en competencia con el objetivo puesto en este Dakar, y con llegar y mejorar su posición en la general.
El tema que no se trata de tomar la decisión y subirse a este desafío así nomás. Alicia tuvo que recaudar la mayor cantidad de dinero para llevar a cabo su plan con un enorme esfuerzo mancomunado de su marido y familia para poder cumplir su sueño. La piloto de 41 años, oriunda de Catriel sabe que se trata de una de las competencias del automovilismo más arriesgadas y exigentes del mundo. Sin embargo, y como una obsesión, ella está presente una vez más .
“Nosotros ponemos mucho en esto porque no somos profesionales, todo nos cuesta el doble, y a lo largo de estos años ha sido un sacrificio enorme”, comentó la piloto al Diario Hoy de Río Negro.
Todo surgió por su esposo Adrián, quien un día le propuso formar parte de la competencia. Y no era nada loco, porque su rutina diaria de atender una ferretería a la cual tenía que trasladarse diariamente desde su Catriel hasta 25 de Mayo, La Pampa. Eso provocó una pasión incontrolable por el automovilismo y la llevó a querer cumplir uno de sus mayores desafíos como mujer: competir en el Dakar por cuarta vez, junto con su compañero, Carlos Pelayo, en una camioneta totalmente renovada.
Entonces, Alicia y familia, tuvieron que afrontar una tarea difícil para recaudar el dinero para la competencia.
“Fue muy duro. Mi marido vendió su camioneta para poder costear el presupuesto del rally, sorteamos un auto cero kilómetro con la ayuda de los sponsors, incluso la familia colaboró. Fue realmente un año complicado, con un presupuesto bajo, pero fue feliz por tratarse de una experiencia única. Mi vida fue un antes y un después del Dakar, ya que me movilizó mucho, sobre todo porque me permitió cumplir mi sueño con un gran trabajo en equipo y un navegante espectacular como lo es mi compañero Carlos”, confió la rionegrina que tendrá el número 346.
Por eso es que Alicia Reina encaró esta cuarta experiencia personal en una revancha. Para eso se preparó compitiendo en el Campeonato Argentino de Cross Country para desarrollar la Toyota, probar su comportamiento en competencia con el objetivo puesto en este Dakar, y con llegar y mejorar su posición en la general.
El tema que no se trata de tomar la decisión y subirse a este desafío así nomás. Alicia tuvo que recaudar la mayor cantidad de dinero para llevar a cabo su plan con un enorme esfuerzo mancomunado de su marido y familia para poder cumplir su sueño. La piloto de 41 años, oriunda de Catriel sabe que se trata de una de las competencias del automovilismo más arriesgadas y exigentes del mundo. Sin embargo, y como una obsesión, ella está presente una vez más .
“Nosotros ponemos mucho en esto porque no somos profesionales, todo nos cuesta el doble, y a lo largo de estos años ha sido un sacrificio enorme”, comentó la piloto al Diario Hoy de Río Negro.
Todo surgió por su esposo Adrián, quien un día le propuso formar parte de la competencia. Y no era nada loco, porque su rutina diaria de atender una ferretería a la cual tenía que trasladarse diariamente desde su Catriel hasta 25 de Mayo, La Pampa. Eso provocó una pasión incontrolable por el automovilismo y la llevó a querer cumplir uno de sus mayores desafíos como mujer: competir en el Dakar por cuarta vez, junto con su compañero, Carlos Pelayo, en una camioneta totalmente renovada.
Entonces, Alicia y familia, tuvieron que afrontar una tarea difícil para recaudar el dinero para la competencia.
“Fue muy duro. Mi marido vendió su camioneta para poder costear el presupuesto del rally, sorteamos un auto cero kilómetro con la ayuda de los sponsors, incluso la familia colaboró. Fue realmente un año complicado, con un presupuesto bajo, pero fue feliz por tratarse de una experiencia única. Mi vida fue un antes y un después del Dakar, ya que me movilizó mucho, sobre todo porque me permitió cumplir mi sueño con un gran trabajo en equipo y un navegante espectacular como lo es mi compañero Carlos”, confió la rionegrina que tendrá el número 346.
Fuente: Diario Hoy - Informe Mendoza



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